Informarse y desinformarse en tiempos de elecciones y la alfabetización mediática de toda la sociedad
En esta entrada hablaré, entre otras cosas, de:
- Misinformation, malinformation, disinformation
- Pre-bunking, de-bunking, counter-messaging
- Límites legítimos de la libertad de expresión
- Herramientas de alfabetización mediática para su uso en la escuela
- Unidad Didáctica en Alfabetización Mediática en Aragón
La circulación de información falsa o malintencionada a través de internet, principalmente vía redes sociales, es una de las peores consecuencias que ha tenido la popularización de la emisión de mensajes. Ya no hay filtros, cualquiera puede contar lo que le parezca sobre otros y llegar a una audiencia que se cuenta por miles, millones de personas. Una posibilidad que ha cambiado el mundo, tanto para bien, con información variada al alcance de la mano, como para mal: las redes sociales son un «regalo» para las muchas personas acosadoras que cuentan con una herramienta extremadamente útil para dispersar el odio y destruir personas y reputaciones.
Últimamente, he pensado mucho en esta realidad que tanto ha cambiado no solamente la comunicación social, sino también el modo en el que nos relacionamos entre nosotros. Me preocupa mucho la falta de precaución de tantos, que regalan su privacidad a todo el que esté dispuesto a tomarla y usarla. En el mejor de los casos, regalamos nuestra vida (lo que ahora se llama «datos») a empresas que nos venden productos, y en el peor… a cualquiera que esté dispuesto a usar esa información en nuestra contra.
Si este complejo Far West en el que se han convertido las comunicaciones interpersonales a través de internet y redes sociales es difícil de lidiar en el día a día, lo es mucho más en tiempo de elecciones. Una realidad que ya me preocupaba antes de participar en el curso «Información y elecciones en la era digital», impartido por Knight Center for Journalism in the Americas, de la Universidad de Texas en Austin. Unos cursos de periodismo que cuentan con el apoyo de UNESCO y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Este curso ha sido, por un lado, sanador en el sentido de que siempre es agradable sentir que no se predica en el desierto, que hay otras personas que ven la proliferación de información malintencionada como un grave problema. Por otro lado, ha sido muy didáctico, puesto que da estructura al problema y ofrece recursos para afrontarlo.
Tal y como apuntan los expertos y expertas que han impartido charlas para este curso, la educación cívica y la alfabetización mediática son esenciales para garantizar la calidad democrática en tiempo de elecciones. Así como también lo es el llamado Fact Checking o comprobación de la veracidad de los mensajes que se emiten durante este periodo.
Y es que si hay un momento en el que los dardos digitales se multiplican es precisamente en tiempo de elecciones. Los diversos partidos políticos y grupos de interés entran en pugna para convencer a la ciudadanía y ganarse el voto, en muchas ocasiones usando malas artes que desvirtúan el proceso.
Para poner en contexto las diversas formas de difusión de mensajes que enturbian mentes y reputaciones, el curso de Knight Center ofrece una definición bastante clara de todas ellas:
— Misinformation: se refiere a la información errónea que es difundida sin saber de su falsedad (sin mala intención).
— Malinformation: esta si tiene intención de hacer daño. Se trata de la información maliciosa. Es decir, algo que tiene parte de verdad pero que, sacada de contexto, parece lo que no es (y, de hecho, la intención es precisamente esa: dar a entender algo que no es cierto).
— Disinformation: es la llamada desinformación, algo falso que se difunde con la intención de hacer daño.
Y tras la exposición del problema, toca la de las soluciones. Para luchar contra el impacto negativo que puede tener la difusión de estos mensajes en la toma de decisiones de la ciudadanía (que puede inclinar su voto en un sentido u otro basándose en informaciones falsas), el curso expone diversas herramientas:
— Pre-bunking: se trata de la detección preventiva: estar listo antes de que suceda la desinformación o la información errónea. Es una actitud proactiva.
— De-bunking o desacreditación. Mediante esta herramienta se expone el contenido falso o engañoso que tiene una publicación, para que la audiencia tenga elementos de juicio. Esta técnica trabaja con el contenido que ya existe, de forma reactiva.
— Counter-messaging o contranarrativa. Mediante esta herramienta se busca contrarrestar la narrativa tóxica para equilibrar la balanza, para ofrecer una visión alternativa sobre la información en cuestión.
La limitación en la difusión de mensajes es una cuestión peliaguda y difícil de establecer, puesto que puede ser interpretada como un límite a uno de los derechos fundamentales más preciados de la sociedad: la libertad de expresión.
Por ello, en el curso se plantean una serie de límites legítimos a la libertad de expresión, la llamada prueba de las tres partes que determina si una restricción en la libertad de expresión es legítima. Esta prueba dice que toda limitación en la libertad de espresión:
— Debe estar prevista por ley.
— Debe perseguir un objetivo legítimo.
— Debe ser necesaria para un fín legítimo.
En el siguiente vídeo de UNESCO se explica con mayor detalle en qué consiste esta prueba:
Las personas más jóvenes de la sociedad navegan cada día por redes sociales, se comunican con herramientas de mensajería tipo WhatsApp o Telegram, se informan a través de blogs y páginas privadas, y están convencidos y convencidas de que nadie lo hace mejor que ellos. Y esto es en cierto modo verdad, pero no del todo. Ya que la habilidad técnica en el uso de la herramienta no viene acompañada de la debida alfabetización mediática, por lo que aquellos que parecen los más expertos son, en realidad, los más vulnerables.
¿Cómo te aseguras de que la información que recibes es cierta? ¿Cotejas las noticias que te llegan por WhatsApp o las compartes directamente porque te fías de la persona que te lo manda? ¿Cómo sabes si el experto en nutrición que sigues en Instagram está debidamente cualificado para dar consejos sobre alimentación o es una persona sin formación cuyos consejos pueden ser peligrosos?
Estoy convencida de que pocos de nuestros «jóvenes expertos» en comunicaciones digitales se han planteado este tipo de cuestiones. Por ello las iniciativas que el curso de Knight Center plantean son esenciales para ayudarles a no meterse en peligrosos «berenjenales»:
— I.Reporter (BBC): se trata de un juego en el que se le da al estudiante un rol de periodista que debe informar sin caer presa de la desinformación.
— Fakey (Universidad de Indiana, EEUU): es un juego similar.
— Lie detectors (Alemania, Bélgica): es una iniciativa que lleva a los periodistas a las aulas para que interactúen con los estudiantes. Les enseñan alfabetización mediática y prácticas de verificación.
La alfabetización mediática de la población, particularmente de los sectores más vulnerables, es esencial para frenar la proliferación de los mensajes falsos y engañosos. Algo particularmente relevante en tiempos de elecciones, como señala el curso de Knight Center, pero igualmente importante en el día a día. Las decisiones que tomamos (¿Invierto o no en criptomonedas? ¿Me aplico este tratamiento casero adelgazante que le ha ido tan bien a esta influencer? ¿Voto a este o a este otro partido político?) están basadas en la información que recibimos tanto por los medios de comunicación convencionales como por los medios digitales. Por eso debemos aprender a detectar las fuentes de los mensajes y la posible veracidad o no de los mismos, porque nos jugamos mucho en ello como individuos y como sociedad.
Se van dando pasos en el camino de la educación de los más jóvenes en el uso de las diversas tecnologías de la comunicación. El pasado 7 de noviembre de 2022 se presentó la Unidad Didáctica «Alfabetización mediática desde el modelo TRIC. Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación». Una iniciativa que surge por el trabajo conjunto entre el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón y el Colegio de Periodistas-Asociación de Periodistas de Aragón.
Esta unidad ha sido elaborada por el Grupo de Comunicación e Información Digital (GICID) de la Universidad de Zaragoza y es una guía para el profesorado del tercer curso de la ESO. Está diseñada desde los parámetros de la LOMLOE y es un texto pionero en España.
Ahora solamente queda convencer a las instituciones públicas de que la expresión «zapatero a sus zapatos» también sirve para temas de comunicación y escuela. Es decir, que las personas más indicadas para impartir esta asignatura son expertos en comunicación social, comúnmente llamados «periodistas».