Deia en prácticas: entrevista a Víctor Ortiz, heladero de Bilbao
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Victor Ortiz, maestro heladero de Nossi Bell, una de las heladerías más populares y clásicasd de Bilbao, fue la primera persona que entrevisté en mi vida. La charla se desarrolló cuando aún era becaria en el diario Deia (verano de 1998). El empresario, nacido en Santander, había recibido ese año un premio a toda su carrera profesional en la Feria Internacional de Heladeros de Alicante.
En aquellos años se oían ecos de experimentos con helados de nuevos sabores, recuerdo hacer chanzas con mis compañeros becarios sobre uno de sabor a chorizo que se había lanzado por aquel entonces.
Eran tiempos de cambio en Bilbao, el museo Guggenheim había sido inaugurado meses antes (el 17 de octubre de 1997) y ya se notaba como la otrora villa industrial comenzaba su transformación hacia la ciudad de servicios que es hoy en día.
La entrevista se publicó el día 3 de agosto de 1998.
A continuación, el texto del reportaje.
ENTREVISTA. VÍCTOR ORTÍZ, HELADERO
Víctor Ortíz lleva casi 60 años elaborando helados tradicionales, labor por la cual recibió en febrero el premio al «artesano más veterano» en la Feria Internacional de Heladeros de Alicante.
«Se lleva el helado de arroz con leche»
BILBAO. Cerca de sesenta años lleva Víctor Ortíz en el negocio del helado, al cual se dedica desde el término de la Guerra civil, momento en el que decidió afincarse en Bilbao. Sin embargo, fue en su tierra natal, Santander, donde aprendió el oficio. Hoy, a sus ochenta años continúa atendiendo a su fiel clientela en el local de la calle Navarra.
DEIA: ¿Cuándo decidió elegir la profesión de heladero?
VÍCTOR ORTÍZ: Antes de la guerra, de chaval, yo trabajaba de ayudante de cocina en un hotel de Puente Viesgo, en Santander. Había que hacer muchas cosas de ayudante y en tres años se aprende mucho. Una vez a la semana se ofrecían helados a la clientela del balneario y yo ayudaba al que los hacía.
D: Así que después del conflicto pensó en utilizar todo lo que allí había aprendido.
V. O.: Sí, empecé con un carrito y una máquina de mano, primero en Ramales, en Santander, y después aquí, en la calle Cantarranas del barrio de Bilbao La Vieja. Allí había también pescadoras, había gente humilde pero muy trabajadora.
D: ¿Cuándo pasó del carrito al establecimiento?
V. O.: En los años cuarenta cogí la primera lonja, cerca de San Mamés, y también compré mi primer motor, una máquina de un caballo de potencia. Vendía los helados clásicos, de fresa, limón y mantecados. Luego bajé aquí, a la calle Navarra.
¿Helado de chorizo?
D: Entrando en el tema de los helados y sus sabores, parece ser que últimamente han aparecido «innovadores» en este terreno, que incluso han introducido el gusto por el bacalo al pil pil o del chorizo. ¿Qué opinión le merecen estas iniciativas?
V. O: No me gusta hablar del trabajo de otros profesionales, pero lo que sí puedo decir es que hay heladeros nuevos que son muy buenos.
D: ¿Y qué puede decir sobre los sabores de sus helados?
V. O.: Antes tenía cincuenta sabores. Ahora he quitado diez, porque no me gusta que los chavales los compren. No hago más que el sabor de pasas al ron, muy bueno y muy fino, pero casi ni se nota. Para la gente mayor reservo los de alcohol. Ahora se hacen cuarenta sabores y todos al natural, las fresas, las avellanas, las nueces, todo al natural. También nosotros hacemos cosas nuevas, este año hemos sacado el helado de arroz con leche. Pero como digo, todo de manera natural. Por eso tenemos una clientela muy buena.
D: ¿Ha notado un aumente de la clientela desde la apertura del Museo Guggenheim, sobre todo ahora en verano?
V. O.: No, en verano nos baja la venta, porque se marchan todos los de aquí. Antes se vendía mucho, no se salía tanto, no había tanto coche y la gente se quedaba por aquí. Iban a Artxanda, al Pagasarri, a la playa y al volver pronto a casa se pasaban por aquí y compraban un helado. Hoy en día es muy buena época la primavera, ya que todo el mundo está en Bilbao.
D: ¿Y en invierno?
V. O.: En esa época no esá la gente acostumbrada a comer helados, las estadísticas dicen qeu es uno de los lugares del mundo donde menos se compran, por detrás incluso de los países nórdicos, aunque vamos mejorando.
D.: Otro factor que influirá posiblemente de forma negativa en la venta de helados puede ser la fiebre actual por mantenerse delgados. ¿Engorda tanto un helado como se cree?
V. O.: El helado es muy sano. Además lo hay para el que no quiera engordar, tenemos helados dietéticos, que también pueden consumir gente con enfermedades como la diabetes. Además, si te vas desde aquí hasta la plaza Moyúa dando un paseo, ya está. Es muy sano, lo recomiendan los médicos.
D: ¿Qué momento es mejor para tomarlo?
V. O.: Para postre, estupendo, en las comidas no debería faltar en ninguna mesa un helado artesano. Aunque se come cualquier día, es bueno a todas horas.
D.: Este año su trabajo ha sido gratificado con el premio al «Artesano más veterano» en la Feria Internacional de Heladeros Artesanos que se celebra todos los años durante el mes de febrero en Alicante.
V. O.: Sí, fue algo curioso, que yo me encontraba allí por casualidad de vacaciones y me enteré en el reparto de premios de que había uno para mí. Habían intentado ponerse en contacto conmigo, por carta y por teléfono, pero como estábamos de vacaciones no me llegó la noticia. Fue muy emocionante, cientos de personas aplaudiendo, la verdad es que me puse un poco rojo, fue bonito.
Heladero veterano.
Desde los veinte años (más o menos, según dice él), hasta los ochenta qeu tiene hoy, Víctor Ortíz, heladero de profesión y santanderino de nacimiento, ha estado día a día triturando hielos e inventando sabores nuevos con los que satisfacer a su clientela. «El helado es muy sano» asegura este «veterano» del gremio, que en febrero vio premiada su larga carreta en la Feria Internacional de Heladeros Artesanos de Alicante, lugar donde recibió el galardón especial a toda una vida dedicada al arte del nutritivo helado. Y es que tal y como afirma Ortíz «comer helado lo recomiendan los médicos».